La Ola del K-Pop (Hallyu): ¿se va de regreso?

Por Carlos Fernández 

El K-Pop siendo un incesante conquistador del mundo entero, cruzando fronteras imponiendo su llamativa cultura musical ha dado un importante paso dentro de su industria, el cual busca introducir a talentosos músicos Sudamericanos dentro de sus filas en la actualidad. Si se tiene entendido que los Latinoamericanos buscan emular las costumbres surcoreanas, ¿Qué es lo que buscan estos mismos al introducir sudamericanos en su industria? ¿Es viable? ¿Existen motivaciones políticas o comerciales tras de este nuevo fenómeno que se expande con pasos agigantados?

El Hallyu en sus inicios e impacto en la actualidad

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Durante los años 1997-1999, aconteció uno de los periodos más oscuros para Asia, la crisis económica invadió principalmente a Tailandia y Corea del Sur, y como respuesta ante tal crisis, la Ola Hallyu o popularmente conocida en la actualidad como la Ola del K-Pop surgió como la solución que sacaría a la población surcoreana de la crisis vivida en esos años, además de mostrar una cara de la moneda que internacionalmente no era conocida de Corea del Sur.

Esta rápida iniciativa buscó distribuir el talento actoral surcoreano mientras la crisis económica estaba en su máximo apogeo, pero fue a comienzos de los años 2000 cuando el mundo conoció a una de las primeras bandas de K-Pop que iniciarían esta imparable expansión cultural en busca de nuevos mercados en el extranjero: H.O.T.

Posterior a aquel debut, bandas como Super Junior, BigBang, Girls Generation, la cantante solista BoA y muchos otros, fueron quienes hicieron de esta “Ola” o impacto cultural algo mucho más potente y masivo al tener canciones llamativas, con letras saludables y positivas para el público joven al cual se dirigen y videos cargados de color, escenografías fantásticas y coreografías difíciles de igualar.

A pesar de que la industria del K-Pop, la cual cumple un rol económico fundamental en territorios surcoreanos, la cual ha tenido importantes avances a nivel mundial y han hecho de esta “Ola Coreana” que los sacó de la crisis económica, un fenómeno inquebrantable y exitoso en ventas, han sido opacados por una tensión mayor: El conflicto de las dos Coreas.

Sin embargo, a pesar de que este conflicto lleva años preocupando a líderes mundiales y a la ONU debido a las peligrosas insinuaciones de guerra que Corea del Norte ha realizado a sus vecinos surcoreanos y en las lejanías de sus territorios, la vía hacia la paz y la unificación de estas dos Coreas estaba más cerca y era más pacífica de lo que todos creían.

La música une a las personas, rompe barreras y ante dichas premisas, las dos Coreas fueron partícipes de un suceso histórico llevado a cabo el primero de Abril, fecha en la que el famoso grupo musical surcoreano Red Velvet viajó a tierras norcoreanas para realizar un inédito concierto ante unos inmutables 1.500 miembros de la élite norcoreana.

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Kim Jong-un saludando al grupo femenino Red Velvet.

Además de contar con la audiencia más exigente y hermética, este hito es algo histórico para sus carreras, las dos Coreas y el mundo entero, abriendo las puertas a nuevas oportunidades de que la música se expanda y rompa el tenso hielo que divide a estos gigantes asiáticos. Kim Jong-un y su esposa, Ri Sol Ju, asistieron al primer concierto de K-Pop en Pyongyang en más de una década, siendo esta una nueva demostración del acercamiento diplomático entre estos países, semanas antes de la tercera Cumbre Intercoreana que se llevará a cabo el próximo 27 de abril.

En este sentido, el K-Pop pasó de ser un actor opacado por el conflicto, a ser el gran protagonista de esta historia que traería consigo la vía hacia la paz.

Constanza Jorquera, Analista en Política y Asuntos Internacionales y experta en la “Ola Hallyu” y su impacto, menciona que las motivaciones de expandir el K-Pop no son únicamente económicas, más bien son culturales y sociales. Destacando este último, ya que en surcorea al tener pleno conocimiento del impacto que este género musical ha generado en los últimos años, miles de jóvenes intentan emular lo que esta cultura le ofrece al mundo, no solamente adquiriendo álbumes o productos oficiales, sino que también deseando ser coreanos como tal o más allá aún al querer ser como los “idols” que estos mismos idealizan, anhelando poder tener los estilos de vida que estos poseen sin tener en cuanta verdadera realidad a la que los talentos surcoreanos están expuestos.

K-Pop a la Sudamericana: El impacto de la “Ola de regreso” y su viabilidad.

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Durante el año 2017, la compañía SM Entertaiment realizó audiciones en Sudamérica para ingresar a futuros talentos al mercado musical y a su empresa, una de las más distinguidas del país; esto contó con la presencia de países como Chile, Argentina, México, Estados Unidos, entre otros.

El presidente de la empresa, Lee Soo Man señaló que el proyecto Neo Culture Technology (NCT) busca la “interacción” con el mundo, integrar a estos potenciales talentos a su industria, con el fin de que todo el mundo tenga la posibilidad de participar en este movimiento, u “Ola”.

 

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Lee Soo Man presentando el proyecto NCT a la prensa.

Esta “interacción” ya se había dado antes, donde latinoamericanos estaban formando parte de la Industria musical coreana, el primer caso fue el de Jae Park, un joven argentino que ingresó a la empresa JYP tras hacerse viral tocando música en las calles de Buenos Aires y posteriormente Estados Unidos. Él ahora forma parte del grupo Day6, siendo cantante, guitarrista y compositor de canciones.

El otro caso que se ha dado, además de ser el más reciente ha sido el de Juan Cheong, un joven mitad chileno y coreano que nació en Chile y vivió en el país hasta los 19 años, debido a que fue contactado por la empresa J-Army Entertainment para que fuera parte de su nuevo proyecto, el grupo W24, donde cumple el rol de vocalista de la banda.

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Jae Park, Guitarrista y vocalista de la banda Day6.
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Juan Cheong, vocalista del grupo W24.

 

 

 

 

 

 

Según Constanza Jorquera, “el target (de la industria musical) coreano son los asiáticos, por eso es común ver a idols tailandeses, japoneses y chinos… en el caso de Day6, sería interesante ver como usan a este chico argentino para llegar a Latinoamérica hablando español, pero en ese sentido no lo veo como una tendencia, más bien como un proceso lento. En Corea son muy homogéneos en cuanto a su cultura y son muy cerrados a la multiculturalidad, y tomando en cuenta estos pocos casos, esto se ha comenzado a debatir sobre la 4ta y 5ta ola del Hallyu, preguntándose ‘¿qué es lo verdaderamente coreano del Hallyu?’ porque precisamente por esa razón es atractivo, porque el Hallyu ES coreano”.

Ante esto, es posible comprender que pese de los avances que la industria del K-Pop ha realizado en los últimos años al hacer estas ambiciosas inserciones, la sociedad coreana aún se ve reacia a hacer que estos “nuevos idols” tengan más protagonismo dentro de la escena.

Teniendo en cuenta que, a pesar de que Day6 es una banda proveniente de la empresa JYP (una de las tres más grandes de Corea del Sur), el K-Indie (género musical que ellos manejan dentro de la industria) y sus integrantes están bajo la sombra de grupos que claramente son más comerciales y cumplen con este “target” que Corea consume y que el mundo idealiza, además de ser coreanos “puros” como tal.

En el caso de Chile, aunque las audiciones llevadas a cabo por SM Entertaiment hayan tenido gran convocatoria por parte de los jóvenes chilenos (entre 15-17 años), Constanza es enfática al señalar que las empresas no consideraran a estos “idols chilenos” como figuras potencialmente protagonistas como por ejemplo EXO, Red Velvet, Super Junior o Shinee.

BOX3(2)Todas estas bandas son la representación visual de la empresa, y forman parte activa de toda icónica actividad que esta realiza y teniendo en cuenta esta homogeneidad que posee la cultura coreana, seria arriesgado y poco rentable hacer que grupos con “idols completamente chilenos” tengan el mismo protagonismo que las bandas anteriormente mencionadas, ya que no serían aceptados socialmente, la cultura coreana los rechazaría por no ser propios de Corea y sobre todo por sus características físicas, las cuales no cumplen con la pureza establecida.

BOX4Un caso ejemplar es el de Jihyo del grupo femenino Twice, quien pasó 10 años sin poder debutar para la empresa debido a sus características físicas (siendo catalogada como gorda, sin rasgos coreanos y de baja estatura), las cuales destacaban por sobre su increíble talento vocal. Este caso, desde la perspectiva sudamericana, sería similar o incluso peor; la cultura coreana está acostumbrada a un estilo de vida mucho más exigente y con más presiones en comparación al de un chileno común. Ser un trainee es un estrés que los idols coreanos están dispuestos a aceptar, es una cultura tan hermética, que según Constanza, estos potenciales    “idols chilenos/sudamericanos” no podrían aguantar.

 

Como mencionó Constanza anteriormente, los jóvenes chilenos pretenden emular ciertas actividades que en la cultura coreana son parte del día a día, rutinas comunes como losBOX5 cuidados para la piel, comprar álbumes o imitar a grupos realizando juntas en el famoso “Parque San Borja”, ubicado en las cercanías del metro Universidad Católica, en las que religiosamente jóvenes entre 15 y 20 años (o incluso con la presencia de personas adultas) pasan fines de semana enteros bailando las coreografías o comprando cientos de productos de sus adorados idols, además de compartir con otras fanáticas que disfrutan de este mismo género.

Teniendo esto en cuenta, la noticia de la inserción del “idol chileno” Juan Cheong es muy reciente y su agrupación poco a poco acumula más fans en nuestro país aun cuando le pertenece a una empresa que está en las sombras de las tres más exitosas en Corea del Sur. Su llegada al mundo del K-Pop dio mucho que hablar entre los jóvenes que con frecuencia visitan el Parque San Borja, siendo un caso ejemplar el de María José Chávez, fanática del K-Pop hace más de 6 años quien admite tener un gran gusto y respeto por todo lo relacionado a la cultura coreana, y que ante la inserción de “idols sudamericanos” a la escena del K-Pop, comparte la opinión de Constanza al mencionar que no sería viable por las mismas razones que Jorquera expone, ya que el hermetismo y rigidez cultural es tan imperante en Corea del Sur es muy probable que estos idols no tengan el éxito abrazador que otros grupos poseen y las mismas fanáticas no tendrían interés en emular lo que estos “nuevos idols” realizarían, precisamente porque el K-Pop posee su riqueza llamativa por ser netamente coreano.

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Parque San Borja, lugar de atracción para los fanáticos del K-Pop.

Si bien es cierto que la “Ola Hallyu” nació en respuesta a la gran crisis, esta motivación surcoreana ha mutado con el paso de los años, siendo algo completamente político. Su necesidad por afianzar sus relaciones internacionales, tanto en las cercanías de sus territorios como en las lejanías, han generado que este fenómeno se propague sin posibilidades de poder detenerlo.

Las inserciones de sudamericanos en la escena del Pop Coreano son tremendamente interesantes, pero muy arriesgadas teniendo en cuenta el inquebrantable hermetismo cultural predominante en el país, el “casi” inhumano estilo de vida que estos poseen y, aunque ya existan los primeros atisbos de Latinoamérica en el K-Pop, las bases son enfáticas en considerar que su viabilidad es frágil y que no tendrá una larga o protagónica presencia en este escenario. La “Ola de vuelta” toma más poder en la actualidad y aun hay que esperar varios años para ver como sus cimientos se forjan o destruyen, pero que estos casos ya se den es un paso importante para las alianzas entre Corea del Sur, Sudamérica y el mundo.